En la Piel de un Cazador
Trata de estar una vez, tan solo una vez, en la piel de un cazador.
Ellos son uno con la naturaleza, que aunque hostil a su paso, se aúnan entre la huella y el viento.
Dirán algunos, que solo son fabricantes de cadáveres en beneficio de sabe Dios que cosa, otros, que son una especie rara de perros sedientos de sangre con forma humana.
Pero la realidad no es esa...
Tienen como norte, la comunión de lo real con lo natural,
y deben hacer de la noche su aliada incondicional.
Viento gélido cuando arañan la espesura, sol mordaz de Enero quebrándoles la piel, extraña raza de humanos rayano con lo salvaje que hacen del acecho su carta coronada mas excelsa.
Vivir de la selva, comer a veces lo que su presa desecha
Y compartir la sangre de cristo luego de la faena.
Eso es un cazador.
Desde los confines de la humanidad más primitiva, ellos hacen que su estirpe no claudique entre sarcasmos y habladurías baratas, ya que los que mal hablan, son totales eruditos en la ignorancia con lo natural, tierra, agua, viento y fuego.
De eso estamos hechos.
No buscan la muerte de su presa por el solo hecho de saber el color de su sangre, viven en el estado mas importante que un hombre puede tener, vivir con su presa, toda esa adrenalina que emana desde los confines de la historia.
Ellos, como el hombre de las cavernas, un caballero del medio evo o un hombre de la América contemporánea, llevan consigo el mismo gen, el de la aventura y por que no decirlo, el desafió con lo divino.
Daniel Gallego
Para mis amigos Carlitos y Gerardo de mi autoría.
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